El 80% de la población Afrocolombiana tiene necesidades básicas insatisfechas, el 74 % reciben menos del salario mínimo y el 76% viven en pobreza.
Por: Ingrid Navarro Vesga
inavarro@unab.edu.co
La población afrodescendiente que se encuentra establecida en el Departamento, representa el 5% de los habitantes de Santander y cerca del 18% del total de los desplazados, “lo que constituye como un hecho lamentable y evidencia de que este importante grupo humano sufre fuertemente los embates del conflicto colombiano”. Según el libro Activación de la comisión consultiva departamental de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras de Santander.
Colombia es una nación “multiétnica y pluricultural”, la cultura es un derecho y una dimensión del desarrollo social, según lo reconoce la Constitución Política de 1991. Esto permite que dicha comunidad se vincule en proyectos políticos organizativos, que buscan fortalecer el derecho al empleo, la vivienda y la educación. En la ciudad existen siete organizaciones con base en comunidades afrocolombianas que son: Fundación Afrocolombiana de Santander (Facos); Raza Unida-Bucaramanga, Asociación de mujeres Afrodescendientes de Santander (Amina), Asociación Afrocolombiana de Barranca y el Magdalena Medio (Afromab), Asociación Kenia (Asokensi) de Cimitarra; Asociación Kicharro, La India, Landázuri; y la Corporación Afrocolombiana de Puerto Wilches (Afrowilches).
Según Américo Copete, representante de la Fundación Afrocolombiana de Santander (Facos), “existe la teoría del origen de África, que dice que todos los seres humanos somos descendientes africanos y que con el paso del tiempo hubo un proceso de adaptación genética en las zonas calientes y frías del planeta, que es la causante de que hoy existan personas negras que poseen más cantidad de melanina en la piel, y blancas que poseen menos. Si aceptáramos esta teoría, todos seriamos de origen africano”, un grupo étnico que culturalmente es dueño de grandes potenciales como la música, la danza, la tradición oral, las artes manuales en pintura, tejido, cerámica, entre otros, que debido a la situación de discriminación y falta de oportunidades cuentan con pocas participación dentro del contexto social y cultural de Bucaramanga.
El Artículo 55 de la Constitución Política de Colombia, habla acerca del derecho de negociación colectiva para regular las relaciones laborales. Americo Copete hace referencia a éste y recalca que; “en Colombia hay una situación de elite y clase, ya que los mandatarios y líderes de este país son siempre son los mismos desde hace muchos años y vienen de generación en generación, lo que muchas veces le quita la oportunidad a otras personas de sobresalir en la sociedad, ya sea individual o grupal. Lo que particularmente se ha convertido en una lucha de razas y de poder que impide comprender que existen oportunidades de desarrollo para todos. Cuando la igualdad de condición se convierta en un hecho, nacerá una nueva visión de hombre con una nueva visión de sociedad, en donde no sólo las comunidades afrocolombianas y raizales realicen aportes significativos al desarrollo colombiano a través de su cultura, caracterizada por la riqueza y diversidad, la contribución a la producción nacional y la protección del medio ambiente.
Otro punto que desde los años sesenta y setenta han impedido el desarrollo de esta raza, es el desplazamiento forzado a nuevos territorios, debido a que el narcotráfico colombiano ha sacado a las minorías de sus tierras y son utilizadas para el cultivo de plantas ilícitas. La marihuana, coca y amapola. Este problema es protagonizado por los asentamientos de campesinos negros de la bota caucana, los llanos orientales, el Magdalena medio y la amazonia, por citar algunos ejemplos.
Germán Ortega Villamizar, coordinador de grupos étnicos de la Secretaria de Desarrollo Social de la ciudad dijo que: “Bucaramanga cuenta con cuatro programas que cobijan a ésta etnia. La primera consiste en la caracterización de los grupos afrocolombianos, por medio de un censo que se ha venido haciendo puerta a puerta y que ya va por la comuna siete, hasta el día de hoy van 563 personas que se autoreconocen como personas negras descendientes de la costa pacífica, caribeña o atlántica colombiana o que tiene padres costeños, con costumbres como el swing costeño, entre otras”.
El segundo programa consiste en una capacitación, acerca de los derechos y deberes de los afrocolombianos para un millón de personas aproximadamente. El tercero habla acerca de cuatro exaltaciones del día del afro y el último, las entradas a los parque recreacionales y polideportivos. Además existen programas para discapacitados, adulto mayor, mercado institucional, almuerzo para el adulto mayor, programa para la mujer cabeza de hogar, programa étnico en situación de desplazamiento; bonos, ayuda económica hecha por el gobierno nacional para adulto mayores. Existen programas para niños, niñas y adolescentes, para el desarrollo comunitario, los indigentes de la calle, población carcelera y la mujer trabajadora sexual. Ortega Villamizar dice que “estos programas han existido desde que se formó la etnia afroamericana en Bucaramanga, pero que con los cambios de funcionarios se han venido retrasando los proyectos que cobijan a estos grupos”.
Mujeres afrocolombianas
Las mujeres negras fueron traídas de África a América como mercancía u objeto de trueque. En la época de la colonización estas mujeres soportaban maltrato, abuso sexual y eran separadas de sus hijos. En la casa de los hacendados hacían parte de la servidumbre. Después de la prohibición de 1951 estas mujeres carecían de poder económico, social y religioso, sin tener ninguna clase de educación.
Yolima Mena Valencia, Comunicadora Social y líder afrocolombiana dice que “ a pesar de que el Artículo 70 de la Constitución Política señala que el Estado reconoce la igualdad y dignidad de todos los que conviven en el país. Las mujeres afro no tienen acceso a la propiedad, financiamiento, créditos y en muchos casos no cuentan con vivienda propia. Además trabajan sin ningún tipo de seguridad”.
Aunque muchas veces se pretenda negar esta realidad, existe un legado de la cultura europea colonialista que está manifestada en el racismo y la discriminación, lo que ha impedido el avance en los procesos de integración a la sociedad santandereana, lo que impide el reconocimiento y protección de los grupos afrocolombianos que existen en la ciudad bonita.