Un género literario que se niega a morir

La poesía se aferra para no desaparecer. Poetas y académicos explican la importancia de este género.

Por Ingrid Vásquez

ivasquez@unab.edu.co

 

La poesía es “la expresión máxima de lo que se puede decir, el inicio y el final de la literatura”, dice el escritor cartagenero, Efraím Medina Reyes. No obstante, esos ‘aires’ de romanticismo hacia la vida y la sensibilidad humana han estigmatizado el oficio de escribir poesía encasillando a  este género literario sólo a los abuelos de los parques,  los bohemios de  pelo largo que  toman licor y fuman ‘porro’, que lleva al concepto generalizado que hacer versos no vale la pena. Sonia Amado Ríos, poetisa y docente de expresión oral de la Universidad Cooperativa Colombia (UCC), dice que “debemos darnos a conocer para ganarnos el cariño de la gente y cautivarlos asumiendo de forma responsable el arte de la palabra. Se requiere de gestión y de convencer a la empresa privada y pública que el apoyo no sólo reside en patrocinar un libro, sino en darle valor a éste género que tantas glorias y aportes le da a la literatura con miras al rompimiento de paradigmas sociales”.                                                                                              

Conquistar con versos al estilo del chileno Pablo Neruda, el uruguayo Mario Benedetti o el argentino Jorge Luis Borges no está de moda, al menos eso piensan quienes consideran el género literario de la poesía ‘cursi’, aburrido, de mal gusto y una costumbre chapada a la antigua. Sin embargo, las típicas frases de amor de las tarjetas y las ‘melcochudas’ canciones ‘corta venas’ que se escuchan en las estaciones radiales para dedicar en los cumpleaños o temporadas de amor y amistad, cautivan a muchos. Pero como dice el escritor Fernando Vallejo, “si escribir fuera fácil escribiría todo el mundo, porque sólo se necesita un lápiz, un papel o un computador, lo difícil es tener que contar, saber el oficio de escribir que casi nadie sabe”.

La poesía es un género vigente que se niega a morir en el olvido. Los “seres anónimos son los poetas que tejen en una sociedad donde para los jóvenes es más importante ‘chatear’ que leer poesía, pero sigue firme porque seguimos creyendo en la palabra”, comenta  Hernando Motato, director del taller literario Umpalá, de la Universidad Industrial de Santander.                                   

Aunque los versos de autores latinoamericanos quedaron atrás, todavía hay vestigios en  la memoria de aquellos amantes ávidos e interesados por descubrir la vida a través de las letras,  una costumbre que se ha perdido. “Todo el mundo intenta escribir poesía. Me sorprende que haya personas que se hagan llamar poetas con una calidad pobre de imágenes, reiterativa y anquilosada. En Santander no hay gran poesía”, agrega Motato.

“Falta propiciar espacios para la enseñanza frente al género literario. Muchos de nosotros somos empíricos en el arte de la escritura poética porque es una expresión del alma sin mayores tecnicismos, es necesario encontrar la fuente del conocimiento de catedráticos expertos en el tema”, comenta Amado Ríos.                                                                               FOTO TEXTO

Para Natalia Londoño, poetisa e integrante de la Asociación de Poetas Palabra en el tiempo, “las personas que escribimos poesía sentimos la necesidad en algún momento de expresar, desintoxicar y renovar con la palabras. Nos fijamos más en los detalles, en esas cosas mínimas”.                                                                                                                   

“El que escribe se desnuda y muchos jóvenes en su pudor interior les asiste el temor de dejarse ver plenamente desde su pensamiento, a partir de esta percepción. Es bueno animar a todos los que tienen la virtud, el talento y la disposición para que entreguen al mundo su libre pensamiento y ver la escritura como una salida”, asevera Amado Ríos.

Una de las maneras de darse a conocer en este pequeño círculo son los concursos literarios, como el Concurso Nacional de Poesía Casa de Poesía Silva, ‘Matilde Espinosa’, ‘Ciro Medina’ y los organizados por universidades como la Tecnológica de Bolívar y Externado de Colombia, entre otras. “Hay muchas formas de mostrar pero el hecho que no se gane el concurso no quiere decir que lo que se esté haciendo no sea exitoso”, expresa Londoño.

Los medios virtuales son otra ventana para comunicar y transmitir los pensamientos y composiciones de los amantes de la poesía para publicar sus escritos a través de páginas de Internet y blogs. Asimismo, los encuentros literarios organizados por las universidades e instituciones para impulsar el gusto por este género literario desde la academia para los jóvenes interesados. “La poesía debe comunicar, si no se conecta con el espectador, es una cosa más de recreación. La poesía debe ser como un relámpago que atraviesa al que lee y escribe”, señala Medina Reyes.

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